jueves, 25 de febrero de 2010

Canción monedista de estudiantes

Nota previa: en la Edad Media, los estudiantes de las universidades se agrupaban en congregaciones de poetas para amarse (con o sin trato genital), beber y cantar, son los llamados goliardos. Esta canción de estudiantes es una versión actualizada de una cualquiera de sus composiciones, escritas en latín.

Un legendario proyecto estudiante cabía en la mente de unos soñadores
os cuento su historia con mis variantes versiones picantes tendreís que buscar
llevaban encima la vida y la broma que puede agrandarse con caramelos
lamían aceras dejando jarrones y la radio hacía sonar un acordeón
incrédulos pasos fechaban los aires tirando al deseo la mera ilusión
cuchillos en alto las voces del pueblo en sus hemistiquios dañaban al sol
tiraban al cielo relojes de goma y en una paloma gemía un camión
fechaban en cisnes la voz de la lluvia y en una sortija salía un botín
botón de la niebla robaba en un banco pero a los ancianos les daba calor
los versos del aire no tienen coraza si quieren carnaza se van a enterar
repiten los versos que se han aprendido y por los pasillos les gusta cantar
fabrican espejos como campesinos juntado las olas con trigo al azar
forzaron los ritmos de sus entresijos y se desvivireron queriendo crear
son los soñadores de tiempos medrosos y en el monedismo quisieron estar
son los campeones de los cementerios de las estaciones del ciclo mortal
son los adivinos del reino del río dorado en el barrio de una negra cruz
son oro de ascuas y fósil de arpas son los camaradas de un Sur que no es Sur
proyectan verbenas en los camarotes de un barco sin Norte hacia el porvenir
trazaron un mapa con dedos canallas de nuevas patrañas de labios y bandas
las bandas del tiempo y los sacramentos del buque fantasma de la rebelión
son los monedistas los magos sin mirra son los vitalistas de la insurrección
son los fundadores de un kilo de voces que pesan en metros una eternidad
se alejan cantando cediendo los hilos de su torbellino al dios del islam
al dios verdadero que esculpe en el cielo un rostro de buda mirando al vacío
y el vaso de vino de la dulce mano alcanza la mano de los demás.

lunes, 22 de febrero de 2010

Poema dedicado al poeta árabe Tamim al Barguti

Menos mal que no te entiendo, porque así no te comprendo
Y no hay astros que me lleven ni hay cometas que me muestren
el cielo roto por los cazas y los sueños rotos por las bombas
no hay esfuerzo ni paciencia, no hace falta que se encienda
el asfalto con la pólvora de quien ocupa la tierra
no se cuentan las tinieblas y se olvidan las conciencias
no hace falta que te escuchen los que no ven tu paciencia.

Menos mal que no entiendo y no escucho tus poemas
los poemas de tu lucha palestina por su tierra
los compases de tu mundo y los labios de tu honra
y el perfume de tus versos hechos de olivos y hierba
y así suenan al aire y se esfuman al viento
los excesos que denuncias y los falsos cimientos
del ayuno obligatorio de todo un pueblo.

Menos mal que no te entiendo, porque así me desentiendo
tus saludos y tus manos y tus brazos no se ven
tus deseos y tus dedos no contienen ningún ser
tus anhelos no resisten ni un segundo en mi hacienda
te enfrentas así tú solo a lo que todos rechazamos
y que al tiempo toleramos como moneda corriente
e ignoramos totalmente aunque sea a sabiendas
que tu dolor es humano aunque no se te entienda.

Menos mal que no te entiendo y así puedo olvidarte
y olvidar tus hermanos refugiados y ausentes
fabricar con tu historia una temática hueca
un poema sin rimas y una estrofa imperfecta
un sinfín de palabras que ni se acercan
a tus palabras, a tus ideas, a tus razones
a tu resistencia, a nuestra impotencia.

No harás malas comparaciones


A mí él nunca me gustó demasiado y estuvo tirando siempre de la familia, y el corazón de ambos no tenía cosas sagradas que pudieran aún salvar los muebles, pero era un buen chico, no se puede construir nada cuando vives en un piso de él y de ella. Era tan pequeño el piso, que cuando él la quería y se preocupaba por los detalles, salían y entonces un mapa en un bar señalaba la geografía de un país sin Estado, porque él era un poco inepto en casi todo, sobre todo en las comparaciones.

Cuando salieron juntos él llevaba un sombrero y ella una falda de flores, tiraron a andar cuesta arriba y llegando arriba, le confesó que la quería. No puedes vivir del aire, y ella ganaba dinero dando clases. Pero pienso a veces que fue un periodo agotador. La última vez que salieron juntos dejó de tener alumnos. Lo mejor que les podía pasar era dejarlo por las buenas. No sé cómo le va ahora a Dieter. El problema mayor fue siempre económico, pero contempla por última vez la silueta de Ilse, que viste una falda de flores. Salvar los muebles todavía. El primer beso tenía salones llenos de lámparas y de espejos enormes.

viernes, 19 de febrero de 2010

Sumo porque asumo


Ves en mis pasos un siglo que tiembla en sus adentros
Rapados silencios que cargan mayor lejanía
La sombra del horror traspasa este suave día
se llama conciencia a cantar contra el consenso

Te sientes contrario a fingir más tiempo desapego
El vacío se extiende cuando aumenta la tiranía
repito repito y repito: la lucha palestina es la mía
es la lucha de todos los que luchan contra el miedo

No figuro en las listas de los condenados
ni figuro en las de los marginados
que resisten cada día la violencia

No me sumo por que tenga ganado
un lugar en la batalla de la izquierda
me sumo porque asumo mi pasado.

Tiroteos rotos (cuento cubista con banderas)


Un grupo de espías o asesinos compuesto por más de una decena de varones, pero que también incluye una mujer, miembros del Mosad disfrazados y en posesión de pasaportes británicos y europeos, entra en un hotel de Dubai. Tienen una misión, acabar con un hombre. Ellos son los sospechosos del asesinato de Mahmud Mabhuh, entraron en el emirato con pasaportes británicos, pero Londres no informó a la opinión pública ni exigió explicaciones. Prefirió guardar un extraño silencio. No es la primera vez que Israel comete asesinatos políticos en el extranjero, ni la primera vez que sus agentes emplean identidades falsas de ciudadanos británicos y europeos.

Viven en el corazón de la frustración árabe y viven con el temor de la imposibilidad de lograr un Estado palestino capaz de vivir junto a Israel. Jordania mantiene relaciones diplomáticas con Israel, Arabia Saudí promete el logro de un Estado palestino. Viven con temores de un incremento de la demolición de viviendas y la construcción de asentamientos en Jerusalén Oriental y alrededores, los peligros de reaparición de la violencia en Gaza y Palestina. Y tengamos en cuenta los intereses nacionales británicos, nuestros lazos con Israel y los palestinos, debido a nuestro interés en la unificación entre los israelíes y los árabes, ya que ambos tienen razones para enterrar a sus diferencias y enfrentarse al miedo compartido.

Me llamo Mahmud, Mahmud Mabhuh es mi nombre. Mi pueblo es un pueblo sin descanso, mi cama cambia todas las noches. La muerte tiene preguntas listas para cada hombre. Mahmud Mabhuh, ése es mi nombre. Así me llamó mi padre y nadie ha insultado nunca ese nombre sin que yo me entere y lo tolere. Espero las preguntas de la muerte. (los micrófonos recogen también el disparo final ) -No, otra oportunidad. - Pero te tocó lo peor. -cómo - ¿no crees?, la primera vez que estuviste en la cama con una mujer, lo que sentías por tu país.

Y nos acordamos de Gaza.


jueves, 18 de febrero de 2010

La altura



Diseñar gigantes. Ese era el reto. Parecía elevado, celestial. Al menos daría vértigo, y el viento soplaría seguro y frío allá en la cima, en la cima del gigante. Eso era la altura para los Llamados: frío, vértigo y temor, en resumidas cuentas.

Los Llamados paseaban su alegría dondequiera que fuesen, era una alegría sincera y profunda. Estar arriba, conocer de verdad al viento, sus cambios de humor, sus rayos. En su camino feliz de grandes promesas, cuando celebraban con vino la Llamada, despreciaban los andamios que encontraban a su paso: ellos construían gigantes, estaban arriba, borrachos de aire.

El caso era que no sabían crear gigantes, y al poco acabaron diseñando andamios en ese enorme vacío que quedaba entre sus tempranas expectativas y la realidad, tan distante. Fría, eso sí, e incluso vertiginosa, pero parecía más bien un deseo mal formulado al genio de la lámpara de los Elegidos.

Así que eso no era la altura. No era frío, vértigo y temor, en resumidas cuentas. El error cayó como una losa sobre todos sus sueños de papel.

Algunos abandonaron, otros se replantearon el significado del término, y otros, los más numerosos, arremetieron contra la altura, fuese lo que fuese. Ya no era ni buena ni deseable; por el contrario, había que negarla hasta hacerla desaparecer.

Así que limitaron la estatura de la población, prohibieron los vuelos acrobáticos, los saltos fueron penados y hubo un duro debate acerca de la influencia de objetos obscenos, tales como las escaleras o los ascensores.

En cualquier caso, nadie se dio cuenta de que diseñar gigantes no es tarea de receta, papel y lápiz. Un gigante está vivo. Esas cosas no se “diseñan”. Los seres vivos no se planean con autocad.

Los gigantes estaban, en realidad, por todas partes.

El caso es que, a pesar de los esfuerzos, nadie fue capaz jamás de vislumbrar el verdadero sentido de la altura.

Pero están aquí.

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De qué va (realmente) el monedismo



A estas alturas, podemos estarnos un buen rato hablando del postmodernismo, o del posmodernismo de los setenta y ochenta limitado a las artes plásticas como reacción irónica a las vanguardias del siglo XX, o hablar de lo que tenemos entre manos, porque parece que muchos, la mayoría por así decirlo, no se han enterado. Si alguien se creía que el monedismo es un charco para limpiar lo que ya está sucio, se equivoca. Como también se equivoca quien mire desde arriba el monedismo y lo rechace como una pseudo-vanguardia viscosa, o solamente acierta si lo que quiere es obviar por miedo lo que supone el monedismo más revolucionario, el que siempre he defendido.

Con ocasión de la publicación por Búfalo de su último cuento cubista (Quitasueños, 17-02-2010), podemos estar seguros que el monedismo ya no es una mera potencialidad, sino una revolución en marcha, que puede tener éxito o fracasar, pero que no está ya simplemente sometida al azar de una inspiración, una ocurrencia o un sentimiento. No, el monedismo puede ser un cubismo. El monedismo puede convulsionar la literatura en castellano igual de contundentemente que Picasso arrasó en París con la pintura. Yo me siento honrado, más que nada, por ser testigo de lo que está pasando. No quiero ser el único, y por eso insisto en avisar, y eso es lo que aviso aquí y ahora, lo que el monedismo como cubismo implica es sencillamente un giro más en la dinámica rueda a vapor de la narración.

Naturalmente, más de un listillo está dispuesto o bien a dejarse llevar por su propio escepticismo cínico, y pensar que todo ya ha sido ensayado, o bien engañarse por una soberbia aún más descarada que le llevará a proponer hasta ejemplos concretos (nombres de escritores, títulos, etc.) como las pruebas evidentes y definitivas de que lo que digo con respecto al cuento ultratriste de Búfalo no es más que el efecto de palmaditas entre amigos. Se equivoca, y sabrá que se equivoca.

Es simplemente imposible, por anacrónico y desubicado, por imposibilidad crítica, que la dosificación medidísima de los ecos líricos (soñar con uvas, el hielo, el silencio) salvados de una época pre-hipertextual que ha desaparecido para la mayoría de los mortales haya encontrado antes una combinación en ninguna literatura (francesa, alemana, inglesa o castellana, no hay más y me da igual si me ponen otros ejemplos) más rigurosa, y además en su marco actual aftergore, hipergótico y subtrágico, con la multiplicidad en la elocución que pulveriza los debates entre autoficción, no-ficción y "literatura de la sospecha". El extraterrestre no es en este caso el creador de esta inquietante pesadilla romántica, sino el que se crea que no es más que un cuento de Cortázar, como si no hubiera llovido nada en todo este tiempo.

Ahora bien, la explicación del fenómeno no conlleva que se pueda imitar o repetir. Yo ya sé que no podría contener tanto la respiración. Pero sí veo una vía, una fórmula. Insisto una última vez, y con esto acabo: si sabemos rescatar lo que nos queda de nuestro periodo de poetas, y si no sucumbimos ante el cinismo y la desgana, podemos juntar la belleza quebrada de nuestras fotos no comentadas y articularla de nuevo en clave cubista. Nadie lo ha hecho de esta forma tan radical antes de Búfalo, -lo afirmo tajantemente-, no existía la conciencia hipertextual, por mucho Borges que se saquen los cincuentones de la manga. El monedismo puede ser un cubismo.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Petrarca opina sobre los poetas árabes



"Pero yo conozco sus poetas
no se puede imaginar cosa más blanda, más nerviosa, más obscena..."

Quitasueños (Cuento cubista con relojes)

Congelados. Estaban congelados. Se les veía brillar los dientes y los ojos. "Soñando" - pensaba - "soñando con peces, con sol y con uvas". Aire sin respirar que deshilacha inocente el gris. "Deberían soñar", mientras desarmaba de la maleta las herramientas: Sierra, martillo, azul y unas pinzas. Cantatas congeladas y una articulación que se pierde. Música fúnebre de niño en desván.

Solemne, acariciaba el hielo de las fotografías con avaricia y duda. El hielo no era una guitarra. Ni un piano. Detrás, se retorcían las uñas del frío y brillaban los dientes. Deberían soñar. Soñar con arena, con té y con azúcar. Congelados detrás del hielo, veían brillar la sierra y las pinzas. Se susurraban algo sobre escaleras y pieles. Se susurraban? sí, se susurraban pero no se les oía. Un ojo abierto y una cadera torcida. Un cuello estirado y una mueca. Observaba como los doctores. Arqueaba el violín de su cintura, tumbaba el oboe del cuello, pintaba con los dedos el hielo - Sería éste?... sería aquél?... - "Sí, seguro que están soñando".

Subir a la luna para robarle el collar. Apagar las velas de las estrellas una a una. Robar a la primavera todas las flores. Cogió el martillo y el hielo no suena como suenan las sinfonías. Tumbó el bloque y no había óperas ni arias mientras levantaba la mano. La sierra no sonaba como suenan las sonatas ni las concertinas. Con las pinzas arrancaba flores, apagaba velas y robaba collares. Sin una soprano ni un violoncello. Sin ni siquiera el sonido de los árboles iba incrustando el azul. Olor a nana seca en la solapa, manchas tristes de susurros por el suelo y un réquiem asomando curioso el hocico desde su agujero. Los demás seguían congelados. Se les veía brillar los dientes y los ojos.

Pena congelada sin lágrimas detrás de los cristales. Marionetas que se disuelven en el fermento del desván. Ordenar las herramientas como pinceles. Limpiar con cuidado el clavicordio y la tuba del suelo. Archivar meticulosamente la métrica del esternón. Sus pasos no sonaban a sol ni a playa, ni a uvas ni a azúcar sonaban sus pasos. Congelados detrás del hielo, se susurraban algo sobre escaleras y pieles. Se susurraban? sí, se susurraban pero no se les oía. Antes de irse "Soñarán?" - pensaba - "deberían soñar". Uñas que no arañan y un ojo abierto. Sí, seguro que están soñando.

Y todo volvió al silencio.

martes, 16 de febrero de 2010

Electro-shock Scriptorium, or Automat-self-Censorship

Hinchado el toro,
el poeta,
el toro.

Escribe sus versos
con los cuernos en la arena,
poeta el toro,
el del escroto
con dos globos.

¿Y el bufido?

Deja al toro,
al poeta,
al toro,
que firma con un asta y puntúa
con un huevo,

henchido.

¿Ha sido un bufido?

Sólo son tachones,
arrepentidos,
que buscan el burladero...
...
...
...
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lunes, 15 de febrero de 2010

Pesca

Me tomo mi tiempo,
hago reposo,
aguardo.

Siento la tensión que crece
en los extrarradios,
pero apuro aún más la espera,
alargo el silencio suspendido porque sí.

La impaciencia es un bocado que se come solo,
y en inercia sorda aguardo y trago,
callo y crezco,
observo,
me hago ciego ante la luz.

Elijo seguir el ritmo con los párpados bajados,
llegada la hora del sonido
-la imagen chirría junto al susurro crónico
que suena sobre sí mismo,
desesperado.

Me tomo mi tiempo,
hago reposo,
tiento a la meta,
espero firme,
ausente,
como una roca.

La tensión se hace ruido,
se hace gritos y palabras
- casi me voltean los brazos impacientes
de los verbos.

Pero me tapo los oídos,
apago el tacto,
desactivo el equilibrio,
sello la boca
a la espera del gesto,
desde dentro del capricho.


Me tomo mi tiempo,
dejo reposar al fuego,
me hago aliado del reloj
y tiento a la impaciencia,
que muerde un viejo anzuelo;

pero aún,
espero.

Agotado el pez,
lo animo
con el poder incuestionable de mi inacción.

Lo animo a luchar un poco,
a coletear esperanzas,
a salpicar explicaciones,
a tirar con una fuerza que no basta,
y que se sueña poderosa como el mar.

Luego,
hablo.

Como una losa, hablo;
como un viento, hablo;
como un disparo, hablo;
como mil bofetadas,
hablo;

y con todo el peso del cielo
ganado a los inquietos,
hablo.

Y los peces aplastados
comparten sus ofensas,
se indignan,
se encienden,
enumeran sus desdichas,
acusan a la injusticia con el dedo...

Todo ello
antes de calmarse,
antes de aburrirse
y regresar a la batuta del reloj,
entre mis dedos.

Antes de esperar de nuevo,
de impacientarse,
lentamente,
por la llegada del suceso siguiente...

Pero yo me tomo mi tiempo,
hago reposo,
y aguardo,
caña en mano,
con el hilo del tiempo
brillando ante mis ojos,
y la cesta llena...

...
...
...
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martes, 9 de febrero de 2010

Aumento de día e de noite



Aumento de día e de noite a extensión da miña viaxe
Isto leva-me a forza a seguir o meu camiño certo
Eu teño un desexo guerreiro e ardente que collo na poesía do deserto
Eu sempre serei a favor de conquistar o mundo con un proxecto.

Algúns dos meus profesores van lembrar os amigos doutros tempos
E iso pode contribuír ao coñecemento do meu pasado
Se aprendemos a xogar coas cousas e a mantelas no saco das lembranzas
A nosa vida vai gañar considerablemente en riqueza real.

Son consellos moi oportunos os que non afectan á vida dos adultos parvos
Só en torno a nós imos atopar miles de exemplos, falar sobre as lámpadas
En calquera cidade podemos sentir unha forma menor de arte mecánica, unha moda

Estamos ledos deste xeito ata que nos vemos fóra xa da idea que tiñamos en mente

Na nosa viaxe en aumento.