lunes, 22 de febrero de 2010

No harás malas comparaciones


A mí él nunca me gustó demasiado y estuvo tirando siempre de la familia, y el corazón de ambos no tenía cosas sagradas que pudieran aún salvar los muebles, pero era un buen chico, no se puede construir nada cuando vives en un piso de él y de ella. Era tan pequeño el piso, que cuando él la quería y se preocupaba por los detalles, salían y entonces un mapa en un bar señalaba la geografía de un país sin Estado, porque él era un poco inepto en casi todo, sobre todo en las comparaciones.

Cuando salieron juntos él llevaba un sombrero y ella una falda de flores, tiraron a andar cuesta arriba y llegando arriba, le confesó que la quería. No puedes vivir del aire, y ella ganaba dinero dando clases. Pero pienso a veces que fue un periodo agotador. La última vez que salieron juntos dejó de tener alumnos. Lo mejor que les podía pasar era dejarlo por las buenas. No sé cómo le va ahora a Dieter. El problema mayor fue siempre económico, pero contempla por última vez la silueta de Ilse, que viste una falda de flores. Salvar los muebles todavía. El primer beso tenía salones llenos de lámparas y de espejos enormes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario