jueves, 18 de febrero de 2010

De qué va (realmente) el monedismo



A estas alturas, podemos estarnos un buen rato hablando del postmodernismo, o del posmodernismo de los setenta y ochenta limitado a las artes plásticas como reacción irónica a las vanguardias del siglo XX, o hablar de lo que tenemos entre manos, porque parece que muchos, la mayoría por así decirlo, no se han enterado. Si alguien se creía que el monedismo es un charco para limpiar lo que ya está sucio, se equivoca. Como también se equivoca quien mire desde arriba el monedismo y lo rechace como una pseudo-vanguardia viscosa, o solamente acierta si lo que quiere es obviar por miedo lo que supone el monedismo más revolucionario, el que siempre he defendido.

Con ocasión de la publicación por Búfalo de su último cuento cubista (Quitasueños, 17-02-2010), podemos estar seguros que el monedismo ya no es una mera potencialidad, sino una revolución en marcha, que puede tener éxito o fracasar, pero que no está ya simplemente sometida al azar de una inspiración, una ocurrencia o un sentimiento. No, el monedismo puede ser un cubismo. El monedismo puede convulsionar la literatura en castellano igual de contundentemente que Picasso arrasó en París con la pintura. Yo me siento honrado, más que nada, por ser testigo de lo que está pasando. No quiero ser el único, y por eso insisto en avisar, y eso es lo que aviso aquí y ahora, lo que el monedismo como cubismo implica es sencillamente un giro más en la dinámica rueda a vapor de la narración.

Naturalmente, más de un listillo está dispuesto o bien a dejarse llevar por su propio escepticismo cínico, y pensar que todo ya ha sido ensayado, o bien engañarse por una soberbia aún más descarada que le llevará a proponer hasta ejemplos concretos (nombres de escritores, títulos, etc.) como las pruebas evidentes y definitivas de que lo que digo con respecto al cuento ultratriste de Búfalo no es más que el efecto de palmaditas entre amigos. Se equivoca, y sabrá que se equivoca.

Es simplemente imposible, por anacrónico y desubicado, por imposibilidad crítica, que la dosificación medidísima de los ecos líricos (soñar con uvas, el hielo, el silencio) salvados de una época pre-hipertextual que ha desaparecido para la mayoría de los mortales haya encontrado antes una combinación en ninguna literatura (francesa, alemana, inglesa o castellana, no hay más y me da igual si me ponen otros ejemplos) más rigurosa, y además en su marco actual aftergore, hipergótico y subtrágico, con la multiplicidad en la elocución que pulveriza los debates entre autoficción, no-ficción y "literatura de la sospecha". El extraterrestre no es en este caso el creador de esta inquietante pesadilla romántica, sino el que se crea que no es más que un cuento de Cortázar, como si no hubiera llovido nada en todo este tiempo.

Ahora bien, la explicación del fenómeno no conlleva que se pueda imitar o repetir. Yo ya sé que no podría contener tanto la respiración. Pero sí veo una vía, una fórmula. Insisto una última vez, y con esto acabo: si sabemos rescatar lo que nos queda de nuestro periodo de poetas, y si no sucumbimos ante el cinismo y la desgana, podemos juntar la belleza quebrada de nuestras fotos no comentadas y articularla de nuevo en clave cubista. Nadie lo ha hecho de esta forma tan radical antes de Búfalo, -lo afirmo tajantemente-, no existía la conciencia hipertextual, por mucho Borges que se saquen los cincuentones de la manga. El monedismo puede ser un cubismo.

2 comentarios:

  1. En mi humilde opinión me gustaría entender por “monedismo” como que no se trata de un sola trayectoria, si no de muchas tangentes, cuantas mas mejor. Se trata de una generación, tangentes fueron Cernuda, Alberti, Lorca, y se disfrutan por separados y si buscas encuentras en que punto se unen, justamente en el 27.

    Somos tangentes, pienso que he bebido del Monedismo, he bebido de ti, y de ti también. Antes de eso Yo era tonta y a partir de entonces lo que he visto me ha hecho dos tontas.

    llámenme idealista pero soy de las que pienso que sean otros los que etiqueten y pongan nombre, considero que es el trabajo sucio, yo solo quiero escribir.
    Es cuando no importa como te llames.

    A quien le guste, que coma, que beba de mi mesa, que yo sin permiso, voy a comer y beber de la suya.

    Sin querer ser cínica...
    Te gusta leer? Te gusta lo que lees? “Po ya esta , coño!” El monedismo puede ser lo que uno quiera y dejémonos de formas geométricas .
    Saludos Juanele.

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  2. ..Y que hablen de nosotros cuando hayamos muerto!

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