Me empuñas con la piel de bruma de las piernas,
y te palpita la fibra del vientre,
los filamentos de la carne,
los dibujos de los músculos tensados;
tu sudor se hace de viento en tu garganta
cuando ahoga los gemidos del trenzado de los miembros,
y tus labios se mecen entreabiertos sonámbulos de danza,
allí donde el esfuerzo es el arrojo del silencio.
Porque en silencio te estiras y te pliegas,
te agarras y me sueltas,
te haces guante de mi piel
con el arrojo de una y cada una de tus células;
y, en silencio,
oscilan inercias de ballesta
y obediencias de esponja empapadas en mar;
allí, cuando tus ojos entonan
su gravedad oscura de astro,
y tu cuerpo se cubre de mosaicos de agua,
gotas que saben a sal.
Pero seguimos, bailamos,
te tensas con los brazos por mi espalda
y te exhalas, toda una rosa, por tu cuello,
con tus piernas en ballesta.
Y cuando ballesta y saeta son una y sólo una fricción,
se dilatan todos los labios,
se endurecen todas las lenguas,
listos para desgarrar el cielo
de un disparo de voz...
...
...
...
..
..
..
.
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Me da que con las fuerzas de tu canto
ResponderEliminarla vida es para ti una sorpresa
hecha de amor, silencio y la belleza
de agenciar entre dar y probar
una verdad infinita.
Me quito el sombrero, maestro.
Gracias, Juan!!
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