Las alusiones abusan de la luna y de la tarde
como si un verso no tuviera suficiente dolor
remando en el lago de sus propias inclemencias
sin tener que recurrir a los altibajos del aire.
A tiempo de dedicaciones, dolor de esencias
y a los que no se renueven, que depuren
que aquí las cosas no son como en la calle
y que uno no se sale tan fácilmente adelante.
El arte no compite, se entremete más bien
en la imprescindible pregunta de siempre,
si uno quiere duplicar el instante mismo.
Así que no más fuentes, lluvia, mañana,
silencios, yo, tú, me acuerdo, otoño y penas,
no más mar, no más olas ni más te quiero.
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