jueves, 30 de diciembre de 2010

Pequeña liberación.

La pasada guerra había terminado. La corneta tocó descanso a discreción,y los soldados rompieron las filas.
Acababa de terminar la semana de levantarse temprano, de correr detrás de los autobuses, de aguantar largas secuencias de pensamientos obscenos, de mirar con envidia a las parejas sentadas en los veladores, de cruzar imaginarios campos vacios de sentimientos, de buscar el mayor rendimiento posible a las noches en vela...
Los amigos invisibles brillaban a lo lejos. Eran gestos tocados de una inusual gracia divina. Un fuerte emoción inundaba su poesía. A veces se dejaba llevar por las secretas intenciones de la embriagez, de un impulso natural de fingir desapego a las mujeres.
¿A quién llaman hombre, al que se enfrenta a la guerra, o al que se enfrenta al amor?

1 comentario:

  1. Una exploración confirmada por la fragilidad de las palabras, de los besos, de las almas.

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