martes, 8 de junio de 2010

Como la rama verde que te llama.

La humanidad es bosque, bosque de árboles que sienten el verde calor de sus hojas de rostros y miradas fugaces, la humanidad es bosque de amor, de llamadas y caricias, de aromas en el fresco oleaje de la tarde...
como una campiña inmensa, los corazones que lo sienten se mueven juntos entre lo visible y lo invisible igual que el viento entre las ramas...
te siento, oigo tu presencia, en este escenario tan bonito, tus cabellos suenan llenos de color y tus ojos dicen cosas que son verdad...
eres leal, no hay barreras para sentirte donde quiera que estés, ni suficiente espacio para alejarte de mí, te pregunto como una mañana, como una noche, como una hora cumplida en la que todo se revela, pero eso no basta para ti...
Para encontrarte es necesario que mi corazón te busque, que mi alma te sienta...
sin embargo, yo me he quedado en el misterio por el cual te encuentro, te distingo, te nombro, quizá debe ser así, debo conformarme con saber que estas ahí, que el mundo te contiene, en alguna parte, ahí fuera, que el sol te ama...
no quiero interrumpir la luz que viene de ti, me deslumbra, es una luz cegadora, así es como te quiero ya, como un sueño raro e intacto, aunque entre todas las ramas de este bosque halla un árbol que está vivo...
te has ido, y ha llegado el silencio, el silencio de tu ausencia, el ruido de tu límite...
es el bosque que se recoge sin ti, ha llegado la hora del odio, la hora de amarte...
me pregunto si puedes sentirme desde allí, donde estés, si tus ramas se mueven cuando respiro, si tu piel se estremece cuando te pienso...
porque tu franqueza me gusta, porque tu tranquilidad me consuela, pero tu vida es tan distinta..
Dios lo sabe, tal vez ya no me sientes... pero debo de dejar que todo el universo lo presencie, la humanidad es un bosque, y tú la rosa que ha crecido en la rama verde que te llama...

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