martes, 25 de mayo de 2010

CESAR LLORÓ AL VER LA CABEZA DE POMPEYO (POEMA A LA BODA DE UN AMIGO)

El hombre y la mujer,
cuando todos los invitados vuelvan a sus casas
y las tartas queden olvidadas sobre las mesas
cuando callen los aplausos y se olviden los regalos
se quedarán solos
una emoción sincera y profunda se subirá a los quicios de las puertas
un hombre y una mujer,
y el instante siguiente
parece durar para siempre
mientras se miran,
mientras se tocan,
mientras se sienten,
y después vendrá con gran entusiasmo el rumor que sigue
a la noche como una niebla secreta,
al alba que permanecerá sin ser expresada en su multitud de estrellas silenciosas
al misterio del viento entre la hierba
los formidables caballos dejarán las sendas abiertas
un triángulo equilatero desafiará a la rabia de las abejas
recordándo que Cesar lloró al ver la cabeza de Pompeyo
mientras todo gira alrededor de un hombre y una mujer,
y el instante siguiente
parece durar para siempre
mientras se miran,
mientras se tocan,
mientras se sienten,
cuando el rayo de luz se rinda al horizonte
porque el mar como una espuma de champán se asomará
a la orilla de sus ojos
y nunca les impedirá caminar juntos sobre la arena
para escribir la forma sagrada de sus nombres.

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