Estaréis vaciando la conciencia, indiferentes a la agitación del mundo y al movimiento de las personas que desaparecen en una retirada caliente por los jardines, prestando atención a cualquier signo, como un leve giro de mi cabeza, o los hilos de la tela de araña que se agitan mínimamente con un soplo suave.
Las nieblas verdes llenarán mientras tanto las malezas con aire venido de la más lejana profundidad, una sutil materia en equilibrio que moviliza el sol por la tarde, como amigos de juego, en el impulso que invade el cielo de la selva septentrional.
Vendrá una novedad por la nariz, penetrando los cuerpos. Siempre volará por arriba. Todos los colores entrarán por el ojo, las emociones saldrán a la luz, los árboles aceptando el agua que cae con la lluvia, la lucha por la recuperación de la sales y el olvido de la ciudad en los dedos.
Ganas de retirarse y alejarse del alambre, un recuerdo del silencio para mis oídos. La noche ahora se come la hierba con una dinámica que la lleva siempre a fijarme en la parte superior, que afecta a los colores de las emociones en el ojo, viendo por ejemplo los últimos fulgores luchando en las filas de las fuerzas de la mano para conquistar el mágico lodo que quede aquí.
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