Roberto era un poeta filósofo, porque estudiaba filosofía, y probablemente sigue siendo poeta y sigue estudiando filosofía, además de nuevas actividades. No lo he visto cuando he estado en Sevilla, pero en su momento fuimos muy amigos y llegamos a tener mucha complicidad. Roberto ha sido apodado Dr. Roberts, en honor a la canción de los Beatles, y también he oído a gente llamarle "Rober", pero siempre me ha gustado llamarle Roberto. Roberto frecuentó las reuniones del grupo de poesía en el patio desde el primer año en que se convocaron. Siempre acudió a las reuniones de poesía con un poema escrito a mano, a veces el mismo día viernes, y a veces con más de un poema, pero había que pedirle que lo leyera para que pronunciara sus versos, a menudo breves, y con poco énfasis, pero muy seguros, como saetas al corazón del testigo. Su poética siempre se centró en el amor, en su forma más desnuda, palabras que nunca hablaban de relaciones a largo plazo, sino de gritos y vacíos, en los que se escuchaban ecos constantes de sus múltiples referencias, Ezra Pound, Téophile Gautier, la saga de Gilgamesh y Rimbaud, como todos en aquellas fechas, sobre todo Ojos Negros. Roberto publicó un poema que escandalósamente mencionaba la palabra semen en la revista Espacio Joven que saqué con María, Antonio, Juan Alberto y la alcaldía de Manuel Ruiz, en Alcalá de los Gazules. La última vez que vi a Roberto, me trajo un emocionante regalo, un detalle escogido: una breve antología de poesía árabe muy poco pretenciosa, encontrada probablemente durante un glorioso paseo matutino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario