Es posible que, si yo pudiera,
fuera el mayor tirano de la historia.
Es posible que internara en campos
a toda la población;
sólo quizás.
Los pondría a hacer aerobic con mis poemas
magnetofonizados,
frente al pelotón;
les daría vida sana de cárcel
y dietas equilibradas de pan y agua.
Bombardearía las manifestaciones
de apoyo a mi régimen totalitario,
y adornaría con lanzallamas las de la
oposición democrática.
No debe gobernar quien ansía el final,
pero...
... qué bonito meter a picapedreros a los futbolistas,
ser proxeneta honorífico de los obispos,
penalizar el sentir cofrade,
electrificar las prendas de las tiendas,
minar las carreteras,
cerrar las fábricas con fuegos artificiales,
aplicar despidos improcedentes
a los empresarios...
Diooos,
metería en campos de concentración
a provincias enteras,
a regiones qtr-separatistas,
a comunidades patriotas,
a las visitas turísticas en grupo,
a los asistentes a cursos de formación
y a los formadores deformadores de formadores,
a la prensa deportiva y del corazón,
a la industria del entretenimiento,
a TODOS los poetas,
a los que se manifiestan y a los que no.
No quedaría vivo ni Dios...
No.
El monstruo que vive dentro de cada uno
tiene nombre y apellidos,
y yo veo un poco más allá
de la ambición animal y básica
de la que ningún ciego de-mente
es capaz de desprenderse...
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