Me das un pinchazo-regalo de tripas-corazón.
Te doy una veleta de aire de corcel,
sin aliento de carrera acometida.
Me das una guía-regla cuyo plástico se puede resquebrar.
Te doy la melodía discreta de los sueños,
que se esconden en las grietas de uno solo e indiscreto.
Me das un filo de papel como un dedo pincelante
-aceite, aceite sobre lino,
linaza de saliva como almíbar concentrado.
Te doy un giro de peonza
anclado al centro oscilante de la inercia;
bailarina,
libélula del agua cristalina:
solloza tu alegría una presencia,
como la noche profunda se hace eco
de su oscuridad.
Tintinéate un rozar de sábanas de seda,
haz pirotecnias de calor
sobre el telar-atmósfera del suelo.
.. ¡Y cómo retoza la sonrisa del mar,
de la cama hasta la silla,
y de la silla hasta el diván!
... y en el diván tumbada,
se turba hasta el alfeizar del
surgir de la mañana...
...
...
...
..
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..
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