"Rompámonos el corazón, sería tan divertido..." - sí, suicidémonos, verás cuánta poesía sale de debajo de la cama. Somos artistas, deberíamos ser excesivos y ligeramente dementes, aprovecharemos las alas y nos arrastraremos con estilo... en fin.
Detrás de las mañanas con aceite, sal y tomate venía, como las invitadas que llegan tarde, la realidad. La realidad, con la cara torcida de las cuentas de ahorro, con sus números y sus porcentajes. Quiéreme un quince por ciento más y te daré un diez por ciento de mis desesperaciones, haremos el amor regularmente y nos pondremos a dieta dos meses antes del verano, nos haremos promesas y reproches, podremos ser crueles porque sé que me vas a aguantar.
"Dame patadas en el pecho y me podré sentir viva" me había dicho. En realidad ella pronunció algo romántico, pero yo no dejaba de oír lo mismo. No podía quitarme ese tapón del oído. Ya era algo biológico. Las matemáticas me estaban arruinando el corazón. Por la mañana temprano, antes de irme, le dejé escrito con su pintalabios en el espejo del baño "eres de puta madre, no mereces que te amargue la vida". Cambié de número de móvil, mi cuenta de mail y todo volvió a la seguridad de los cobardes. Lo de escribir con su pintalabios no fue idea mía, ya lo había visto en una película y me gustó.
Ahora, mientras friego los platos me acuerdo de su pelo. No pasa una noche sin maldecir la tabla de multiplicar y las operaciones simples en las que uno mas uno son dos. Mientras paso la aspiradora me pregunto qué estarán viendo sus ojos azules azules, qué escuchará, qué estará haciendo. A lo mejor también pasa la aspiradora en su piso alquilado, a lo mejor está sentada frente a su ventana o viendo en la tele algo sin importancia. Escuchará mis cómpact discs?, y qué pensará si los escucha?.
Se hace el silencio en los rincones. Voy a poner la radio.
Y mientras pasan los calendarios voy enterrando con números el olor de su pasta de dientes, mientras limpio el cristal de mi baño leo "eres de puta madre...". Sí que era de puta madre. Era la mejor. Como todas. Joder. Ahora no se me puede caer la lagrimita. Ahora puedo decir que lo he conseguido. Joder. Tonto cum Laude, pero qué estilo.
Ahora no me pongo a dieta dos meses antes del verano, ni promesas ni reproches, ni siquiera puedo ser cruel y eso le viene fatal al estómago. Tengo que empezar a cuidarme. Cuando peleo conmigo mismo me hago pupita.
En fin.
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