jueves, 14 de mayo de 2009

Hay premios que ofenden

Ne travaillez jamais.

Guy-Ernest Debord.




Diréis una vez más que estoy celoso porque no me premian,
y en realidad no me pueden dar premio si no presento mi parte,
y de verdad me da igual que se piense en los celos y en mi profunda envidia,
porque mi poesía no tendrá premio salvo cuando la revolución haya llegado

porque no quiero que mi poesía no sea un agravio al sistema calculado de los Munárriz
los Talens, los Prado, los G. Montero y los demás de la experiencia y a Sabina imitando
y porque aunque yo también ví La bola de cristal, no me quedo en Carlos Fernández Liria o Antonio Vega
porque no tengo vergüenza a la hora de meterme a saco con los antepasados de la poesía Inc. que no nos dan ni pasto ni cerveza sino carnaza
me permito decir y escribir un monedismo agresivo y desalmado para luchar contra el capitalismo
y los snobs de la cultura que no se plantean subvertir sino domesticar con papel encerado

Yo no maldigo la poesía, me basta con entenderla y aplicarla y comerme a los enanos de la prosa cabizbaja
me burlo de su cuento, de su forma, de su estilo y de su raya en el pelo
si lo que me da no es pura ficción que machaque mis ideas y que ponga las calderas de la carne a fuego vivo
que del cuerpo haga asesino del dinero, y su simpleza con la guerra decisiva al cotidiano sepulcro
que no me dé enseguida un flor de sepultura para toda la cultura y aún más, para la excelente cultura de los culturófagos
porque ya está bien de premios a puertas y ventanas, y que al menos algún día,
se premie la autoficción en España

lo duro que pego es demasiado
fijáos en mi verso atragantado
no me queda verbo para el regateo
me quedo con tu prosa y mi correo
de nada sirve estar en la palestra
cuando hay premios que ofenden
si no te demuestran que has hecho pupa en el tinglado.

Me fumo un porro para que digan que soy drogata y un pringao que se mete con los otros
poetas
porque dicen de ellos mismos que son poetas, ni más ni menos poetas
poetas
poeta soy yo en mi poema que se quema en las paredes que se sube en los corceles de la música y la copla
poeta soy que no me callo cuando llaman a la puerta los lacayos del Estado y de los endiosados
poeta soy yo con mi jerga, mi árabe y mi juerga
poeta soy yo no premiado, ni aplaudido, ni escuchado
poeta del extrarradio
del vertedero y de lo humano
y de mucha jeta.

Poeta en la mitad de mis arengas contra el cielo de los aplastados y poeta en las aceras de los uniformados dando saltos y tirando piedras
poeta soy yo y si no lo eres no te metas

Poeta maldiciendo en estas líneas la inventiva de los asalariados
para esconder tanta miseria y tanta pena y tanta excelencia
en su trabajo.

5 comentarios:

  1. Poeta, poeta, poeta...

    Hacía falta una exclamación en el "aislamiento considerado" (considerado con los demás, se entiende). Muy considerados al escondernos demasiado de lso fuegos que temen al aliento de mar.

    Creo que voy a seguir este comentaio en forma de poema, me apetece. Estate atento, que lo colgaré en breve...

    Saludos!!

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  2. Aquí te espero, y espero el poema.
    Dicho y escrito.
    Punto.

    ¡Saludos anticapitalistas!

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  3. Juan, ¿esto es tuyo? Hubiese jurado que era de Búfalo...

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  4. Hola Vanlat, sí es mío, y es un buen antecedente de la reciente polémica.
    Un saludo, y hazte monedista...

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  5. Pues es tremendo. Brutal.
    Quizá por eso lo he pensado.
    Entre las bases del monedismo deberían incluirse limitaciones de humor físico y de las realidades cerebrales. Pero entonces se iría contra la misma base de movimiento. Aunque, ¿no es demasiado académico definirse como un movimiento?

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