lunes, 24 de mayo de 2010

La mujer prohibida.

Olvidemos que éramos soldados de una antigua contienda
con verdes uniformes llenos de barro
fumando chesterfields,
con gestos vehementes
como unos sucios animales de la noche sin refugio, ni cuartel
déjemos atrás las duras selvas y los áridos desiertos
las largas noches sin dormir,
los cinco continentes.
Olvidemos que éramos soldados dispuestos a entrar en combate
con afiladas cuchillas,
con largas ametralladoras,
y gestos hoscos
como unos sucios animales de la noche sin refugio, ni cuartel
déjemos atrás las duras selvas y los áridos desiertos
las largas noches sin dormir,
los cinco contienentes.
Olvidemos que cada día el horror nos acompaña de la mano
y la violación está a la vuelta de la esquina
Olvidemos que somos la triste tropa y que nunca podremos
tener a esa mujer
A pesar de que cuando venga ella, traerá un traje tan elegante
como un sueño
y nos librará con
una simple mirada
de los sufrimientos que
tanto tiempo cargan nuestras frentes.

1 comentario:

  1. La piel es lo que no se salva
    La piel desconocida y amada
    La piel de la mujer prohibida

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