lunes, 15 de diciembre de 2008

Monedismo III



La poesía da un salto hacia la virtualidad. Atrás quedaron esos tiempos en que la presencia física configuraba la vigencia de las reuniones. Tras probar el “beso de la muerte”, todos somos leones.

- Pero déjame besar tu cuello...

El motivo, la causa de la poesía, es secundario; aquellos que se sienten motivos no deben creerse poesía, sino la sangre viva que sirve de alimento al vampiro- para sangre, toda yugular vale. El motivo, la causa de la poesía es tan sólo la prueba de la depredación que la caracteriza; el motivo, la causa de la poesía, es un todo cambiante y la permanencia en uno u otro motivo-causa tan sólo depende del caudal de sangre que de él fluya y, por ende, de la pereza del poeta. El motivo es trivial, y como trivial, pobre; el resultado es un acto diabólico que aurifica mediante la voluntad y el poder aquello que dios relegó a la simple materia vil. Se equivocan aquellos que piensan que en los motivos hay fascinación real. Sólo hay oportunismo. El motivo no vale nada por sí sólo y, una vez aurificado, deja de ser, se olvida. La sangre es la vida; la sangre es la masvida. Podríamos quemar todos nuestros poemas: siempre seremos poetas-vampiros, a pesar incluso de la muerte.

Nos volvemos a reunir, volvemos a unificar fuerzas, lejos unos de otros, siendo personas-signos, probablemente muertos y patéticamente vivos.

Encendamos la última hoguera, provoquemos la última explosión, mordamos la yugular del mundo…

- ¿Seremos tan frágiles como la dinamita?
Pelícano de fin de siglo
Protesta como escoba de universos
Un instante en la ceniza.


- ¿Seremos tan frágiles como la espuma de la saliva?
Pelícano de calle oscura
Protesta como látigo de medio-ser
Un despliegue en la ceniza.

Otra ave sagrada hay allí que sólo he visto en pintura, cuyo nombre es el de fénix. Raras son, en efecto, las veces que se deja ver, [...] hasta abrir un hueco donde pueda encerrar el cadáver de su padre; el cual ajusta con otra porción de mirra y atesta de ella la concavidad, hasta que el peso del huevo preñado con el cadáver iguale al que cuando sólido tenía; cierra después la abertura, carga con su huevo, y lo lleva al templo del Sol en Egipto. He aquí, sea lo que fuere, lo que de aquel pájaro refieren...







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